Con un sol
radiante de final de invierno, nos juntamos en la localidad madrileña de
Velilla de San Antonio para conocer una de las zonas húmedas más interesantes
del valle del río Jarama. Iniciamos el recorrido sobre las 11:30 horas desde la
laguna de El Raso, junto al polígono industrial, mientras las primeras
golondrinas, recién llegadas de África nos daban la bienvenida.
Estas
lagunas, formadas por la extracción durante décadas de ingentes toneladas de
áridos para la construcción, ofrecen ahora una nueva oportunidad para la
biodiversidad. Numerosas especies de aves encuentran en estos hábitats
artificiales un lugar apropiado para invernar, nidificar, o reposar de sus
viajes migratorios. Se convierte así esta zona en un paraíso ornitológico
dentro del Parque Natural del Sureste.
Al otro lado de las lagunas corre majestuoso el Jarama, que mantiene con
sus aguas estos ecosistemas. Los álamos blancos, tarays y sauces, aún desnudos y con ganas de primavera, conforman el arbolado principal. Los olmos empiezan a despertar de un invierno de los más secos que se recuerdan. En los taludes, los niños juegan escondiéndose entre laberintos de cañas de varios metros de altura. Carrizos y espadañas crecen en las orillas y los mosquiteros comunes, que están de paso, dejan oír sus cantos.
Llegamos a
la laguna del Picón de los Conejos, la
mayor de todas, y observamos decenas de gaviotas reidoras, muchos cormoranes
grandes y algunas garzas reales. Una
pareja de somormujos lavancos nos deleita con su cortejo nupcial.
Más al norte se halla la laguna de El Soto, cuyas aguas tienen un tono verdoso por la proliferación de algas microscópicas. La bordeamos y llegamos al punto decidido para descansar y comer. Buscamos la sombra porque el sol calienta. Desde aquí se contempla la mole del santuario del Cristo de Rivas que se asoma al río desde los cortados de yesos. Unos aguiluchos laguneros sobrevuelan el carrizal marcando su territorio.
El regreso,
lo hicimos por el camino que acompaña al río hasta conectar de nuevo con las
primeras lagunas. Un bando de gaviotas sombrías, patos cuchara, cercetas
comunes, porrones comunes, fochas y pollas de agua completan la lista de la
avifauna acuática. El Jarama es río de fértiles vegas que nos da alimento y nos
invita a la contemplación. Río ultrajado, carcomido por la avaricia humana,
cloaca de cloacas, pero que sabe defenderse creando vida donde le damos muerte.
Un momento para la reflexión, pensando en los bosques de ribera, que antaño ocuparan las actuales vegas, hoy desaparecidos. Un mensaje de esperanza para un futuro más arbolado.
Participamos
40 personas: 20 adultos y 20 niños.
Ya sabéis
que podéis dejar vuestros comentarios y sugerencias en el enlace al final de la
entrada.
Fernando
Ávila
2 comentarios:
Hola a todos, mi hijo Miguel y yo fuimos dos de los afortunados en disfrutar del paseo y la contemplación de las aves.
Lo pasamos bien, a mí me hubiera gustado caminar un poco más y pegarme más a las sabias palabras de Fernando, pero mi peque tiene de momento otras aspiraciones, así que el ritmo del día para él creo que estuvo muy bien.
Muchas gracias a todos, especialmente a Fernando, Chus, Eva... Un saludo para la pequeña pero incansable Laura que se hizo amiga de Miguel.
Un abrazo fuerte y espero que pronto volvamos a vernos.
ROSA
Hola a todos! Gente magnífica, un día magnífico y todo a pedir de boca!
Una estupenda experiencia, muy agradable el paseo y conocer algo tan sorprendente cerca de Madrid.
Muy bien también por Eva, Chus y Fernando. La verdad es que lo pasamos fenomenal y repetiremos seguro. Muchas gracias!
Mara, Nora, Cati y Saul.
Publicar un comentario